¿Dónde es que te escondes?
Recostado sobre los valles fríos de la muerte, me cobijo con tus huesos y saboreo el recuerdo de tus últimos suspiros, mirando al cielo infinito y desdichado, en búsqueda de ese tiempo ingenuo y visceral, que se llevó como lluvia toda mi vida, y ahora, las sequías son parte de mí.
Tengo en el paladar y en las manos ese sabor a miedo, esa sensación de tener tus dientes entre mis raíces y tus labios de gato en mi sombra y mi corazón... Tengo ese pavor de mirarte entre la niebla y en el frenesí, en el canto del viento cada atardecer, en el baile de las hojas de los árboles cada Octubre, en la sonrisa del payaso que toca su armónica.
Tengo pánico de encontrarme frente al espejo hecho trizas, hecho polvo y mariposa a la vez, para poder volar sin rumbo a tu ausencia...
Tengo temor de seguir en pie frente al vacío inevitable, cerrar los ojos y aparecer en tus mañanas amarrado a tu piel y tus ojos.
Ahora es que la misma muerte me ha respondido:
Ahora es que la misma muerte me ha respondido:
Tengo cobardía al amor, tengo cobardía a necesitarte.
Rodrigo Pérez Téllez.