jueves, 27 de junio de 2013

En blanco.

Mi mente está tan en blanco, que estoy pensando en ti.

Nuevamente, los recuerdos caminan en círculos sobre el jardín de mi cabeza, me miran asombrados, en espera de que los tome de la mano y huya con ellos, y nos perdamos en una plática con cigarros y café.

Mientras tanto,  estás tú.

Ahí, jugando con el pasto, dibujando olas sobre el verdoso pasto que se asoma en mi ventana, admirando la forma en cómo aún anhelo una sonrisa tuya, y particularmente, un cálido beso nocturno.

Las palabras se ahogan mientras te analizo detenenidamente en compañía de una bocanada de nicotina, que se esfuma en el húmedo aire, para serpentearse fugazmente en el pálido cielo de Julio.

Y aún, te mantienes.

Te conservas intacta, como una pieza de porcelana, como un gran árbol de cerezos, te reinventas en cada instante, para desconocerte y conocerte en cada abrir y cerrar de ojos, sin que nada ni nadie, aniquile ese cariño.

Todavía.

Aún lo hago, mi cabeza se mantiene blancuzca.


Mujer distante, femina lluviosa, hembra infinita, dama efímera.

Rodrigo Téllez.

domingo, 9 de junio de 2013

Sólo estás tú.

No hay método, forma, fundamento o estrategia para no poder mirar a esos ojos camaleónicos, que me invitan a tomar entre mis manos a esos labios que se serpentean  sobre mi espalda desértica, para poder pintarlos a un costado de mi sombra, y así, me canten una canción de amor al oído de mi frenesí.

No hay estrategia ni teoría para manifestar que nuestros besos se conocen de hace tiempo, que tu primavera y mi invierno comparten cama, que tu desnudez y mi pudor son camaradas nocturnos.

No hay señal ni sentido, sólo estás tú.

R. Téllez.